Llegado al final de mi carrera, me gustaría compartir mis reflexiones y preguntas sobre lo que me ha guiado durante 44 años.
Tuve la suerte de conocer al hombre que me enseñó mi profesión y me reveló mi vocación de maestra: Jacques Chapuis. Siempre le estaré agradecida por haberme dado a conocer la pedagogía Willems®, que he utilizado a lo largo de toda mi carrera, primero como profesora y luego como formadora de profesores.
El primer libro que leí sobre este tema fue coescrito por Jacques y Béatrice Chapuis: «Sur les pas d’Edgar Willems, une vie, une œuvre, un idéal». Jacques Chapuis insistía mucho en sus cursos sobre este objetivo ideal. El ideal musical y el ideal humano.
¿Qué es un ideal?
Algunas definiciones recogidas aquí y allá:
– Aquello que se concibe y se representa en la mente sin ser o poder ser percibido por los sentidos.
– Aquello que alcanza toda la perfección que podemos concebir o desear.
– Lo que nos representamos o proponemos como tipo perfecto o modelo absoluto (en el ámbito práctico, estético o intelectual).
– Lo que daría perfecta satisfacción a las aspiraciones del corazón o de la mente.
– Aquello que es concebido por la mente, que tiene el carácter de una idea: La línea recta es una línea ideal.
– Existe sólo como idea, concepto del pensamiento, especulación, y no en la realidad: La sociedad ideal descrita por Platón en la «República».
– …
De esta breve lista se desprende que el ideal es abstracto, no real, y que puede proporcionar una dirección, una búsqueda de la perfección. Entonces, ¿podemos encarnar un ideal? No, porque el ideal reside en la idea que tenemos de él.
¿Podemos perseguir un ideal? Sin duda, buscando la perfección.
Entonces, ¿podemos ser perfectos? Yo creo que no.
Y sin embargo, si alcanzara la perfección en mi campo, ¿qué satisfacción obtendría de ello? ¿Y qué sería de mi objetivo?
No puedo responder a estas preguntas, ya que nunca he alcanzado la perfección en mi campo.
Por otra parte, veo claramente los peligros de una búsqueda así.
Primero: la frustración de la insatisfacción permanente. Porque, en realidad, el ideal es inalcanzable por naturaleza.
Vivir en la búsqueda constante del ideal es vivir en el fracaso constante. Y eso es insoportable.
Segundo: el riesgo de ser juzgado constantemente por quienes afirman, o dan a entender, que dominan su campo a la perfección. Porque si alguien es perfecto, entonces es superior a los demás, y corre el riesgo de ejercer un poder absoluto.
Así que creo que es más razonable promover un camino que sea accesible para todos, y totalmente alcanzable en términos prácticos.
¿Qué tiene esto que ver con la pedagogía?
Puede haber confusión entre un ideal que inspira un compromiso con la educación humanista a través de la música, y una búsqueda de la perfección en el día a día que conduce a una insatisfacción permanente.
El ideal puede llevarnos a dar lo mejor de nosotros mismos en el momento, y a guiar a nuestros alumnos en la misma dirección, pero no debe llevarnos a juzgarnos a nosotros mismos o a nuestros alumnos si esto mejor de nosotros mismos no es perfecto.
La búsqueda de la «excelencia» puede conducir a esa deriva, una de cuyas consecuencias es la promoción de una élite que tiene el poder de «saber cómo alcanzar el ideal»…
Hay una forma sencilla de evitarlo: poner el listón de nuestros objetivos a una altura que podamos alcanzar sin dolor, y no forzarnos a alcanzar un ideal creyéndolo alcanzable. Esto se aplica tanto a nosotros mismos como a nuestros alumnos y estudiantes.
Dejemos el ideal para el futuro y vivamos felices el presente.
Me gusta responder a tus reflexiones porqué durante mucho tiempo me angustiaba la misma idea que a ti, o sea, tener un ideal que si bien te hace andar, avanzar i seguir creciendo, si esta lucha diaria sólo vives por y para el ideal, la imposibilidad de llegar a él, te desanima, te frustra y al final consigue el efecto contrario.
Esto fue así hasta el día en el que me dije a mi misma:
El ideal es la luz que hay a lo lejos y que vas a buscar a través de un camino lo más recto posible, sí.
Pero el ideal existe porqué existe el ser humano, pero este no existe ni vive solo.
Cada persona necesita del otro, sea un amigo, muchos amigos, una familia, compañeros que luchan por el mismo ideal que tú.
Y es la suma de todo tú entorno que vive para y por el ideal la que conseguirá llegar a él.
Cuando reconoces tus límites (que no quiere decir que te acomodes), cuando sabes que tú llegas a unas cosas y el otro es hábil en aspectos en los que a ti cuesta, o sea que la suma de distintos seres humanos hace un todo, vives él camino hacia él ideal con más tranquilidad, con más paz interna.
Hay una canción de un cantautor catalán que dice
Y por qué sé que vosotros
iréis más lejos que yo,
estoy celoso y contento,
muy celoso y contento
de la suerte que habéis tenido,
de la suerte que tendréis,
que sé que no he sido nunca
un fornido atleta
ni siquiera un digno amante,
sólo un caminante.
Título de la Canción “Si arribeu” (Si llegais)
Lluís Llach
Gracias Eulàlia por tu comentario.
Compartimos un ideal común desde hace muchos años.
Mi esperanza con este artículo es ayudar a nuestros jóvenes colegas a apreciar los límites de perseguir un ideal que puede resultar abrumador, especialmente durante su formación Willems.
Para mí, la regla de oro es hacer lo mejor que se pueda en el presente, y trabajar en uno mismo para ser y compartir lo mejor. Eso ya es un buen ideal! 😉
El ideal siempre habla de un futuro, de algo que siempre va a estar más allá y no de un presente, de una realidad …. Siempre va a faltar algo para llegar al ideal .
Gran artículo …:
Gracias Christophe por tantas enseñanzas 🌺🌺🌺🌺
Gracias Diana!