Las virtudes del docente y su misión
Las virtudes del docente y su misión

Las virtudes del docente y su misión

Las virtudes del docente y su misión

Conferencia en el marco del 40° Congreso Internacional Willems®

Mateja Tomac Calligaris

Lyon – 19.07.2025
Índice

Introducción
Visión holística
Las virtudes en la psicología positiva

Conocimiento de las propias virtudes
¿Qué virtudes son importantes para un docente?
¿Cómo se puede mejorar?
La música como vía para el desarrollo de las virtudes
El sentido de la misión en la enseñanza

Referencias bibliográficas


Introducción

Ante todo, quisiera agradecer a la Federación Internacional Willems® que, con motivo de su 40º Congreso, me ha brindado la oportunidad de compartir con ustedes algunas reflexiones sobre nuestra maravillosa labor educativa. Actualmente estoy cursando estudios de especialización en la Universidad Alma Mater Europaea de Maribor, en Eslovenia. Por ello, también deseo agradecer a todos mis profesores y compañeros universitarios, quienes durante el último año me han ofrecido nuevas y apasionantes oportunidades de estudio, inspiradas en las corrientes pedagógicas y psicológicas más modernas.

Durante los últimos treinta años he dedicado mi vida a la enseñanza de la música, trabajando con niños, padres, colegas docentes, estudiantes en formación y expertos de diversos contextos educativos. A lo largo de este camino he encontrado numerosos estímulos para mejorar mis conocimientos musicales y mis competencias didácticas: cómo estructurar las clases, cómo cantar, cómo realizar lecturas y dictados. Todos estos son aspectos fundamentales. Sin embargo, el docente de música no es solamente quien transmite conocimientos y ayuda a los alumnos a adquirir habilidades musicales. El docente es también quien, con su forma de ser y de vivir, moldea a los estudiantes con los que trabaja.

Piensen en su propia experiencia escolar. Muchos de los contenidos aprendidos se han perdido con el tiempo, pero seguramente recuerdan bien las sensaciones vividas durante las clases, la atmósfera que se respiraba en la escuela, el tipo de relación establecida con los maestros. ¿Se sentían acogidos, respetados, valorados? ¿Su docente veía en ustedes un potencial a desarrollar o les prestaba poca atención? ¿Les hacía sentir importantes o no? ¿Se sentían en confianza para aprender con alegría, o más bien tenían la necesidad de protegerse y esconderse para evitar el miedo o la vergüenza?

Nosotros, los seres humanos, no somos superficiales. Experimentamos sensaciones e intuiciones profundas. No podemos engañar a los niños con palabras o imágenes fabricadas: ellos saben percibir lo que es auténtico.

Y bien, en esta conferencia quisiera hablar precisamente de esto: de la importancia de considerar al docente en su totalidad, no solo en sus competencias musicales y didácticas, sino también en su manera de ser, de sentir y de relacionarse; en sus emociones, valores, objetivos, virtudes, aspiraciones e incluso debilidades. Los docentes trabajan con personas, especialmente con niños, para llevarlos —junto con ellos mismos— a un nivel de existencia más elevado. Y eso se logra activando todos los recursos de nuestro ser humano.

Visión holística

Antes de entrar en el tema de la personalidad humana, me gustaría subrayar un aspecto fundamental para mí: el objetivo pedagógico más importante es el bienestar del individuo y de la sociedad. En este sentido, no debemos olvidar nunca que los conocimientos y las actividades musicales que transmitimos a los niños deben situarse dentro de un contexto más amplio. ¿Qué aporta nuestra actividad al desarrollo integral del niño? Después de nuestra intervención, ¿será más sensible, colaborativo, empático, creativo? ¿Cómo se relacionará con el arte musical? ¿La música se convertirá para él en una fuente de belleza, en una necesidad, en un alimento espiritual? ¿Nuestro trabajo tendrá sentido y dejará una huella positiva en la sociedad en la que vivimos?

Este enfoque se llama visión holística: una orientación global que abarca la totalidad del ser humano. No nos centramos únicamente en el conocimiento de la música, sino en la formación de la persona humana musicalizada. Según esta visión, el todo es más que la suma de sus partes.

Willems fue uno de los pensadores clave de este enfoque y, junto con otros, preparó el terreno para las corrientes pedagógicas modernas. Hoy en día, estos principios también tienen cabida en los documentos oficiales de la UNESCO y de la Comisión Europea.

La visión holística coloca en el centro valores fundamentales como la dignidad de la persona humana, la prosperidad, la equidad social, el respeto de las libertades fundamentales, el derecho a la educación y a la cultura, la solidaridad, el pluralismo y la tolerancia.

Las virtudes en la psicología positiva

Desde esta perspectiva, reflexionamos también sobre la figura del docente. Además de ser un experto en el lenguaje musical, posee características personales únicas: rasgos físicos, capacidades, temperamento y carácter. Hoy hablaremos de las virtudes, es decir, aquellas características personales positivas con un alto valor ético y moral.
En general, todos sabemos qué son las virtudes. Podemos mencionar el coraje, la paciencia, el autocontrol, el entusiasmo, solo por dar algunos ejemplos. Sin embargo, dos importantes psicólogos contemporáneos, Christopher Peterson y Martin Seligman, han profundizado científicamente en este tema, integrando sus investigaciones con estudios empíricos.

Este trabajo se desarrolló en el marco de la psicología positiva, un movimiento surgido en los años noventa que se centra en los aspectos positivos de la vida humana: el bienestar, la felicidad, el potencial y las virtudes individuales. En lugar de enfocarse en el malestar, los trastornos mentales y sus tratamientos, la psicología positiva se orienta hacia las emociones positivas, una vida satisfactoria, el desarrollo de las fortalezas, la longevidad, la felicidad en pareja, entre otros aspectos.

Peterson y Seligman estudiaron a fondo el tema de las virtudes, partiendo de una revisión histórica. Analizaron las reflexiones de filósofos antiguos y modernos, textos religiosos y los principios de programas educativos innovadores. A partir de estos estudios, desarrollaron un modelo que identifica 6 virtudes universales, presentes en casi todas las culturas desde la antigüedad hasta hoy: sabiduría y conocimiento, coraje, humanidad, justicia, templanza, transcendencia. 

Estas virtudes, a su vez, se dividen en 24 fortalezas del carácter. Veámoslas más de cerca.

Sabiduría y conocimiento

Creatividad, curiosidad, mentalidad abierta, amor por el saber, sabiduría

Esta virtud representa las capacidades cognitivas que permiten adquirir y utilizar el conocimiento. El conocimiento es un conjunto de informaciones, hechos y habilidades que se obtienen a través del aprendizaje, la experiencia y la investigación. El conocimiento es en su mayoría medible: puede verificarse mediante pruebas, evaluaciones o demostraciones prácticas.

La sabiduría, en cambio, va más allá del simple conocimiento. Es la capacidad de aplicar el conocimiento y la experiencia de manera ética y reflexiva. La sabiduría implica una comprensión profunda de la vida, empatía, capacidad de juicio y conciencia de las consecuencias de las propias acciones. Está relacionada con la intuición y con la capacidad de ver el panorama general, incluso cuando se dispone de información limitada.

Preguntas para el docente
  • ¿Cuánto esfuerzo dedico a la adquisición de nuevos conocimientos? ¿Escucho música, leo? ¿Participo en seminarios y conferencias? ¿Escribo textos para organizar mis ideas de manera clara y sólida, y los comparto con los demás?
  • ¿Soy capaz de aplicar mis conocimientos para guiar un proceso educativo que tenga un significado profundo para cada uno de los alumnos que me han sido confiados?

Coraje

Coraje, perseverancia, honestidad, entusiasmo

El coraje incluye aquellas fortalezas del carácter relacionadas con la voluntad del individuo de alcanzar sus objetivos a pesar de los obstáculos que se interponen en su camino. Gracias a estas fuerzas internas, la persona es capaz de salir de su zona de confort para hacer lo correcto, incluso cuando ello conlleva riesgos.

Preguntas para el docente
  • ¿Tengo suficiente coraje para hacer las cosas de manera diferente a lo establecido, si creo que es lo correcto?
  • ¿Salgo de mi zona de confort cuando es necesario? 
  • ¿Qué estoy dispuesto a hacer para que los cambios que, según mi opinión, son necesarios, se realicen en el mundo real?
  • ¿Soy capaz de identificar los recursos internos que me permiten mantener vivo el entusiasmo por mi misión pedagógica?
Ejemplo de buena práctica desde Eslovenia

En Eslovenia existen dos escuelas Willems® que, desde hace un tiempo, han comenzado de manera sistemática, constante y profesional a desarrollar un enfoque para la enseñanza musical dirigido a niños con necesidades especiales (principalmente niños con autismo y niños ciegos). Después de décadas de esfuerzo continuo, de actividades de sensibilización, de solicitudes formales y de la presentación de nuestro trabajo en numerosas conferencias especializadas, se ha creado en el Ministerio de Educación una comisión encargada de elaborar una reforma legislativa con el fin de permitir que los niños con necesidades especiales también puedan ser incluidos con éxito en las escuelas de música públicas.

Mila, una niña ciega, alumna de nuestra escuela, comenzará en septiembre su formación en el Conservatorio de Música de Liubliana como la primera niña ciega en la historia de esa institución.

¡El coraje, la perseverancia, la honestidad y el entusiasmo han dado lugar a logros grandes e importantes!

Humanidad

Amor, amabilidad, inteligencia social

La humanidad abarca los rasgos esenciales y distintivos de la naturaleza humana, como la capacidad de sentir y demostrar comprensión, compasión y respeto hacia los demás, especialmente en situaciones de fragilidad y necesidad. Ya hemos mencionado cuán profundamente la benevolencia del docente, junto con su amabilidad y sensibilidad, queda grabada en la memoria del alumno, influyendo de manera duradera en su disposición y entusiasmo hacia el aprendizaje. Cultivar la humanidad, por tanto, no es solo un acto ético, sino un elemento fundamental para construir relaciones educativas auténticas y fecundas.

Preguntas para el docente:
  • ¿Antes de entrar en el aula, soy capaz de encontrar la disposición interior adecuada para conectar con los niños a través de la música? ¿Puedo ser sincero conmigo mismo y con ellos en este proceso?
  • ¿Soy capaz de regular mis emociones y mostrar benevolencia hacia todos los niños, incluso hacia aquellos que ponen más a prueba mi paciencia?

Justicia

Equidad, liderazgo, trabajo en equipo

Demostrar equidad significa tratar a las personas con justicia, evitando que nuestros prejuicios influyan en las decisiones que tomamos sobre los demás. Significa reconocer a cada uno lo que le corresponde, sin favoritismos ni discriminaciones. Esto es especialmente importante cuando se ocupa un rol de liderazgo, como un docente en el aula o un director en una institución educativa.

La justicia no se refiere solo al individuo, sino que también se extiende a los grupos y, en un sentido más amplio, a la sociedad. En las relaciones interpersonales, la justicia se manifiesta a través del reparto equitativo de responsabilidades, el respeto de los acuerdos y la atención a los sentimientos de los demás. Promueve entornos educativos donde cada persona se siente valorada, protegida y responsable.

Preguntas para el docente:
  • ¿Ofrezco de manera equitativa mi atención, mi tiempo y mi energía a todos los niños, o tiendo a dirigirme más a aquellos que me resultan más simpáticos? ¿O quizás me enfoco principalmente en quienes tienen dificultades, descuidando a los que parecen arreglárselas solos?
  • ¿Me esfuerzo sinceramente por colaborar con los demás docentes de la escuela en la que trabajo? ¿Mantengo un diálogo abierto, respetuoso y constructivo con el director?

Moderación

Perdón y misericordia, humildad y modestia, prudencia, autorregulación

La moderación es la virtud que nos ayuda a controlar nuestros impulsos y deseos, guiándonos así hacia una vida equilibrada. Además de la autorregulación, incluye también el perdón, la misericordia, la humildad, la modestia y la prudencia. En conjunto, estas virtudes nos alejan de los extremos y nos conducen hacia la satisfacción interior, la paz y la estabilidad.

Forman parte de nuestra dimensión espiritual y, al igual que las demás virtudes, nos definen como seres humanos. Cultivar la moderación en el ámbito educativo significa promover el equilibrio, la reflexión y el respeto en las relaciones y en las decisiones didácticas.

Preguntas para el docente
  • ¿Soy capaz de mantener la calma y el equilibrio incluso en situaciones difíciles, frente a comportamientos provocadores o desafíos cotidianos?
  • ¿Me esfuerzo por ejercer la paciencia, el perdón y la prudencia en mis relaciones con los alumnos, los padres y los colegas?
  • ¿Vivo y promuevo un estilo educativo que favorece la moderación, la humildad y el respeto mutuo?

Trascendencia

Apreciación de la belleza, gratitud, esperanza, sentido del humor, espiritualidad

La trascendencia es la capacidad de percibir un significado más profundo en la vida y de sentirse conectado con algo más grande que uno mismo. Se expresa a través de la gratitud, la esperanza, la espiritualidad, el sentido del humor y la capacidad de maravillarse ante la belleza y la excelencia.

Estas dimensiones ayudan al docente a superar el desgaste cotidiano y a reencontrar el sentido de su misión educativa. Reconocer lo que es bello, bueno y verdadero alimenta la motivación, la alegría y la capacidad de inspirar a los demás.

Preguntas para el docente
  • ¿Soy capaz de reconocer y apreciar las cosas bellas que vivo cada día en la escuela?
  • ¿Me siento parte de algo más grande que da sentido a mi labor educativa?
  • ¿Sé transmitir esperanza y alegría, incluso en los momentos difíciles?

Conocimiento de las propias virtudes

Cada uno de nosotros posee virtudes, algunas más desarrolladas, otras menos. Si se nos pidiera nombrar nuestras cualidades más características, probablemente podríamos identificar al menos cinco. Las virtudes que sentimos más presentes y activas en nuestro interior son nuestras virtudes personales.

Un recurso útil para profundizar esta toma de conciencia es el cuestionario VIA de las virtudes, disponible en varios idiomas en el sitio web www.viacharacter.org. Según esta herramienta, por ejemplo, mis dos virtudes predominantes son el pensamiento crítico y la perseverancia.

Es importante conocer nuestras propias virtudes y vivir en armonía con ellas. Las investigaciones muestran que, cuando actuamos conforme a nuestras cualidades interiores, nos sentimos más auténticos, realizados y experimentamos un sano orgullo. La virtud personal es aquella que sentimos como parte integral de nuestro ser, hacia la cual sentimos un impulso espontáneo de actuar. Cuando operamos en sintonía con ella, no nos sentimos vacíos, sino llenos de energía.

Numerosos estudios confirman que cultivar y utilizar diariamente nuestras virtudes personales aumenta el bienestar, la satisfacción, la confianza en uno mismo, la salud física y mental, y la calidad de las relaciones sociales. Por tanto, vale la pena conocer, reconocer y fortalecer nuestras virtudes personales, porque vivir de acuerdo con ellas significa vivir mejor.

Preguntas para el docente
  • ¿Sé reconocer y nombrar las virtudes que me pertenecen más profundamente?
  • ¿Vivo y trabajo cotidianamente en coherencia con mis virtudes personales?
  • ¿Me esfuerzo por desarrollar aún más mis cualidades interiores para crecer como persona y como educador?

¿Qué virtudes son importantes para un docente?

Para nosotros, los docentes, es fundamental reflexionar sobre cuáles de todas estas virtudes son más relevantes para lograr un trabajo educativo eficaz. Para abordar esta pregunta, haré referencia al trabajo de Polona Gradišek, profesora y psicóloga educativa de la Universidad de Liubliana, especializada en psicología positiva.

En sus investigaciones, Gradišek se ha dedicado al estudio de las virtudes que ejercen un impacto positivo en los estudiantes. Los resultados de sus estudios revelaron que las fortalezas del carácter más valoradas pertenecen principalmente a las virtudes de la humanidad y la trascendencia.

En otras palabras, los estudiantes consideran buenos docentes a aquellos que:

  • expresan afecto auténtico y cuidan las relaciones interpersonales (amor),
  • actúan con amabilidad,
  • saben valorar lo bueno que ocurre en sus vidas (gratitud),
  • miran al futuro con optimismo y confianza (esperanza),
  • perciben un sentido profundo en la vida y en su misión educativa (trascendencia),
  • y, finalmente, son capaces de relativizar y sonreír, incluso en momentos difíciles (sentido del humor).

También resultó importante que el docente se muestre entusiasmado con su materia y sepa contagiar ese entusiasmo a los demás. Por último, otra cualidad muy valorada es la capacidad de colaborar con los demás, es decir, el valor del trabajo en equipo.

¿Cómo se puede mejorar?

Es importante ser conscientes de que, también en el ámbito de las virtudes, es posible crecer y mejorar. Aunque hasta ahora hemos hablado de aquellas virtudes especialmente relevantes para el trabajo educativo, es fundamental comenzar por el desarrollo de las propias virtudes personales: aquellas que nos definen de forma más auténtica, que expresan nuestro «verdadero yo».

Conocer los propios puntos fuertes es una gran ventaja. Cuando nuestra acción docente está en sintonía con ellos, nos sentimos más auténticos, competentes y seguros. Es positivo que los estudiantes tengan la oportunidad, a lo largo de su trayectoria escolar, de encontrarse con docentes distintos, cada uno con su perfil de virtudes desarrolladas, en equilibrio y armonía interior.

Sin embargo, también podemos mejoraraquellasvirtudes que han sido reconocidas como especialmente valiosas en la profesión docente. Podemos reflexionar sobre cómo fortalecer el entusiasmo, el amor, la amabilidad, la colaboración, la gratitud, la esperanza, el sentido del humor y la trascendencia.

Aquí van algunos ejemplos concretos para la virtud de la amabilidad:

  • Saludamos con una palabra amistosa a un padre que espera a su hijo en la escuela, incluso cuando no es necesario hacerlo – tal vez resaltando una cualidad positiva del niño o un progreso reciente.
  • Ofrecemos espontáneamente nuestra ayuda a un colega que tiene dificultades con una tarea para la que no se siente preparado.
  • Después de la clase, nos quedamos unos minutos hablando con un alumno sobre su mundo escolar o familiar.
  • Escribimos un breve mensaje de ánimo o agradecimiento a un estudiante o a un colega, destacando un gesto positivo o una mejora que hemos notado.

Incluso los pequeños gestos cotidianos, si se hacen con intención y el corazón abierto, pueden reforzar una virtud y convertirla en parte integral de nuestro estilo educativo.

La música como vía para el desarrollo de las virtudes

La práctica musical ofrece un terreno especialmente fértil para el desarrollo de las virtudes en niños y jóvenes. La escucha de música bella y bien interpretada, el contacto cotidiano con el arte, así como el compromiso constante en el estudio de un instrumento musical, favorecen de forma natural el crecimiento interior.

Entre las virtudes que se fortalecen de manera más visible en este contexto podemos reconocer:

  • la perseverancia, indispensable para superar las dificultades y la frustración que acompañan todo proceso serio de aprendizaje;
  • la autorregulación, que se ejercita al cumplir con las tareas y compromisos;
  • la apreciación de la belleza, despertada por el contacto directo con obras artísticas y musicales valiosas;
  • la trascendencia, que se manifiesta en el sentido de conexión profunda con algo más grande;
  • la humildad y la modestia, que se cultivan al aceptar los propios límites y trabajar con paciencia;
  • el entusiasmo, que nace del descubrimiento del propio talento y de la alegría de expresarse;
  • la gratitud, que se desarrolla al reconocer el valor de la música, del propio maestro y del camino recorrido.

La educación musical, cuando se ofrece de manera coherente, progresiva y humana, contribuye profundamente al desarrollo armónico de la persona y convierte la escuela en un lugar donde se crece no solo en conocimientos, sino también en humanidad.

El sentido de la misión en la enseñanza

Para concluir, es importante recordar que la enseñanza no debería vivirse únicamente como un oficio o una carrera, sino como una misión. Estudios internacionales (Wrzesniewski, Serow, Bullough, Hall-Kenyon, Gradišek) muestran que quienes perciben su trabajo como una verdadera vocación —un aporte significativo a la sociedad y a la vida de los demás— experimentan mayores niveles de satisfacciónprofesional, más energía y resiliencia a lo largo del tiempo, y un sentido más profundo de realización personal.

Para el docente, este sentido de misión se traduce en un compromiso emocional sincero con sus alumnos, en el amor por su disciplina y en el deseo de ser guía y presencia significativa en el crecimiento del otro. No se trata solo de transmitir conocimientos, sino de convertir la escuela en un lugar donde se cultiva la humanidad.

Este pensamiento está profundamente alineado con la visión pedagógica de Edgar Willems, quien no veía al docente como un simple ejecutor de métodos, sino como un mediador sensible entre el arte, la vida y el desarrollo armónico de la persona. Para Willems, educar significa despertar, desde el interior, aquello que ya está potencialmente presente en el niño, a través de una experiencia viva y artística.

La enseñanza vivida como misión conlleva entusiasmo, responsabilidad y entrega. Y tal vez sea esta conciencia, más que cualquier otra cosa, la que hace de la educación unarte noble y profundamente humano.

Gracias por su atención.
Mateja Tomac-Calligaris


Referencias bibliográficas

Gradišek, P. (2021). Samorazvijanje vrlin – pot d sebe in do dobrih odnosov z učenci // Developing Character Strengths – Path to Oneself and to Good Relations with Students. Ljubljana, Zavod Republike Slovenije za šolstvo.

Gradišek, P. (2020). Vrline in poslanstvo učitelja v odnosu do njegovega pedagoškega dela v razredu // Teachers’ character strengths and sense of a calling in relation to students’ satisfaction. In book: Vsak otrok si zasluži najboljšega učitelja (pp.73-89). Ljubljana, Pedagoška fakulteta.

Peterson, c., in Seligman, M. E. P. (2004). Character strengths and virtues. A handbook and classification. New York, Oxford University Press.


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