Las cadencias en cuestión
Las cadencias en cuestión

Las cadencias en cuestión

Las cadencias en cuestión

Existe una gran cantidad de bibliografía sobre el tema, muy fácilmente accesible hoy en día tanto a través de Internet como de las bibliotecas.
El propósito de este artículo no es, por tanto, añadir otra definición, sino aclarar el uso que se hace de ella en la pedagogía de Edgar Willems, sus ventajas y quizás sus limitaciones.

Remito pues al lector a la obra de Willems, empezando (para esta cuestión) por «El oído musical», volumen II: la cultura auditiva de los intervalos y acordes.
Repasando de nuevo la obra de Willems, no he encontrado ningún desarrollo que se refiera específicamente a las cadencias. Jacques Chapuis, en cambio, dedica mucho espacio a las cadencias en su libro «Éléments solfégiques et harmoniques du langage musical» (éditions Pro-Musica), referencia indispensable para los profesores en formación. En este libro, recopilado a lo largo de los años, recoge todo lo que escribió Willems y desarrolla el enfoque de la improvisación sobre cadencias.

Sin embargo, quisiera llamar su atención sobre la dimensión sintética de esta referencia chapuisiana: a menudo ocurre que frases o consejos sencillos de esta obra requieren mucha práctica (por no decir «trabajo») antes de poder asimilarlos.
Es el caso de las tablas D1, D2 (p.66 y 67) y siguientes: ¡los textos escritos en minúsculas en las ediciones recientes estaban en mayúsculas grandes en las tablas manuscritas que Jacques Chapuis distribuía a sus alumnos al principio!
Aparte de la anécdota, quiero insistir en la importancia de la práctica y, sobre todo, de una práctica ordenada… ¡incluso «metódica»!

En el principio era… ¡el sonido!

… Al menos para el músico.
Cuando hablamos de cadencias, a menudo olvidamos este primer y esencial aspecto vibratorio, atrapados en el deseo de comprender las reglas de armonía que rigen las relaciones tonales entre acordes.

No podemos aislar este estudio del conjunto de la educación musical: el interés por la vibración sonora, el amor por el sonido en todas sus manifestaciones, situando nuestro oído a la cabeza de nuestros órganos sensoriales, receptores de imágenes del mundo en que vivimos y fuente de nuestra imaginación creadora de otros mundos sonoros.

La relación con la armonía en la educación musical comienza con el desarrollo sensorial de los intervalos armónicos y los acordes en la posición fundamental, a partir del 2º grado Willems®.
Cantar la tónica al final de una melodía, desarrollando así el sentido de la tonalidad, es también un elemento necesario en la percepción del sonido fundamental que genera un acorde. Este sonido no siempre será una Tónica y puede ser el sonido referente de otra Función Tonal, Subdominante o Dominante.

Improvisación melódica sobre un acorde

Este es el sentido de los ejercicios practicados durante el 3er grado Willems®: improvisar una melodía sobre un acorde dado, en gran parte arpegiada en el piano (con apoyo de pedal), adaptándose después al cambio de acorde, inicialmente sin relación con el anterior.
Después, poco a poco, se destacan las relaciones cadenciales: Tónica / Subdominante / Tónica (cadencia plagal), después Tónica / Dominante / Tónica (cadencia perfecta) y, por último, Tónica / Subdominante / Dominante / Tónica (cadencia italiana). Las improvisaciones melódicas se vocalizan, para permitir la máxima libertad sin la dificultad o el estorbo de los nombres de las notas (que vendrán más adelante).

¡Deja que el tiempo siga su curso!

El proceso descrito debe experimentarse durante mucho tiempo, paso a paso, para asimilarlo antes de analizarlo.
El sentido tonal no es sólo cuestión de cantar la tónica al final de una melodía.
Se construye a través de una impregnación múltiple: la estructura de las canciones, su armonización, la percepción del 1er tiempo del compás en los modos rítmicos asociados a las canciones, el trabajo sensorial que desarrolla las capacidades auditivas, la invención del diálogo melódico, la música que acompaña los movimientos corporales…

Una de las cosas más difíciles de dominar en la pedagogía Willems® es esta relación con el tiempo.
Siempre tenemos demasiada prisa por obtener resultados tangibles y mensurables que tranquilicen tanto a los profesores como a los padres. Sin embargo, todo el mundo está de acuerdo en que no se puede hacer crecer una planta tirando del tallo.
A menudo es necesario volver a las raíces para alimentar esta impregnación, que puede haber sido demasiado breve o demasiado teórica.
No basta con haberlo hecho una o dos veces. E incluso después, nunca es una pérdida de tiempo volver a reavivarla. Potencia los vínculos orgánicos que se forjan entre todos estos elementos…

¿Cómo progresa la improvisación consciente sobre una cadencia?

Dicho todo esto, podemos pasar a la cuestión de esta progresión.
Deben coexistir dos aspectos: el sentido melódico en general, que debe desarrollarse sobre un acorde, y la automaticidad de los nombres de las notas, independientemente de los acordes.

En cuanto al sentido melódico, acabamos de ver en qué se basa.
La automaticidad de los nombres de las notas es otra cuestión.

El Ciclo de la gama

Este orden fundamental pone en práctica (antes de subrayar) que el octeto puede considerarse como una sucesión de notas pasantes en la octava. Esto, combinado con el hecho de que la escala puede considerarse como una sucesión de notas pasantes entre las notas del acorde, da la libertad de crear cualquier melisma melódico sobre un bajo o un acorde. La armonía dependerá entonces de los puntos de apoyo rítmicos que estén más o menos en correspondencia con las notas del acorde.
Esta es otra oportunidad para hacer hincapié en la íntima relación entre ritmo y armonía.

Cuando sepas cantar el Ciclo con los nombres de las notas ascendiendo y descendiendo, puedes añadir variaciones rítmicas, como, por ejemplo, en cada grado de la escala, cantar el octocordio correspondiente ascendiendo e inmediatamente descendiendo. O, en cada grado, cantar el acorde correspondiente en lugar de las notas de paso, con más o menos ritmo, sin olvidar el valor expresivo de las notas repetidas…
También puede adornar cada nota de estos acordes con bordados simples o dobles, y luego combinar estos adornos con las notas de paso, etc.

Improvisación en solfeo sobre acordes

Lo que se acaba de sugerir, basado en el ciclo de escalas, puede hacerse sobre un solo acorde, luego sobre dos, en una relación tónica/subdominante, pasando más o menos regularmente de uno a otro, o tónica/dominante, luego sobre la cadencia italiana después de haber identificado claramente los bajos.

Improvisación rítmica y solfeada sobre el bajo de los acordes

Partiendo de las notas fundamentales de los acordes, se pueden repetir con ritmos variados, luego bordar alrededor de cada bajo, unir el otro bajo con notas pasantes, etc.

Una progresión sistemática se describe en el libro de Jacques Chapuis «Eléments solfégiques et harmoniques du langage musical» tabla E1 – p.70. Pero ¡cuidado! Hay que dedicar tiempo a cada declinación, a diferentes tempi, con variaciones rítmicas, y también variando los caracteres expresivos (¡esto es quizá lo más importante!).

La trampa en la que he caído personalmente es haber encadenado siempre todas estas posibilidades, lo que las hace indigestas desde el punto de vista musical y expresivo: ¡»dejar tiempo al Tiempo»!
Nos preocupamos con razón de la capacidad de nuestros alumnos para improvisar con los nombres de las notas, porque es una clave esencial de la libertad de expresión consciente. Pero este automatismo no se adquiere únicamente mediante la repetición «estúpida y desagradable»… Al contrario: cuanto más variada es la implicación afectiva durante estas repeticiones, más profundo es el automatismo. Es un fenómeno fisiológico y biológico: la afectividad carga las células con «algún tipo de sustancia» que ayuda a fijar los engramas en los tejidos celulares. Pero ése es otro tema para otro día…

Improvisación solfeada sobre cadencia

Haciendo todo lo anterior, y tomándote tu tiempo (¡insisto!), podrás improvisar «naturalmente» sobre progresiones de acordes. Eso ya es fantástico.
Pero dista mucho de ser suficiente.

Porque este trabajo sistemático, aunque se haga con expresión, conduce generalmente a líneas melódicas muy previsibles, convencionales y, en última instancia, aburridas. Estos son los límites que mencionaba en mi introducción.
Por eso, la improvisación de cadencia no debe ser el único objetivo de la improvisación solista.
Debe ir acompañada de una improvisación libre, sin armonización, a capella.
La memorización y la transposición de canciones, sobre todo de intervalos, es otra de las claves para adquirir este automatismo, junto con la práctica de las prescripciones.
Por último, la variación melódica, sobre canciones y luego sobre temas, completará esta apertura a la fantasía melódica.

Escuchar a los grandes compositores también es esencial. En primer lugar: Johann Sebastian Bach, luego Wolfgang-Amadeus Mozart y Frantz Schubert. Los tres tienen una imaginación melódica increíble, aparentemente inagotable, que precede a su genio para la armonía.

A modo de demostración recreativa, te sugiero que veas una secuencia del pianista-humorista Dudley Moore en sus variaciones al estilo Beethoven sobre «¡Hola! El sol brilla…». Si al final no has visto qué tienen que ver las cadencias, ¡no puedo hacer nada más por ti!
Dudley Moore on Noel’s House Party

Conclusión

El trabajo sobre las cadencias armónicas en la educación musical es esencial para analizar y comprender la música clásica. Debe complementarse con una comprensión más profunda de la melodía, en particular mediante el estudio y la práctica de los modos antiguos, ampliada a los modos no europeos de tradición oral, y siempre animada por una práctica viva del ritmo, no sólo métrico, sino también rítmico y sobre todo libre.
El principio de la variación dinámica es esencial para la expresión musical porque exige un compromiso físico por parte del músico, no sólo en la dirección del crescendo, sino también en el control del decrescendo.

La repetición de un acorde revela la aparición de sonidos armónicos, entre ellos la 7ª menor, que tiende a hacer evolucionar cualquier acorde Mayor hacia una 7ª de Dominante que pide una resolución una quinta por debajo, y así sucesivamente.
¡Por tanto, es el Ritmo el que impulsa la Armonía: LQHD*!

Anexos

Para ilustrar esta presentación, puede ver los siguientes vídeos EN FRANCÉS (en mi canal de YouTube):

* LQHD: Lo Que Había que Demostrar…

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